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agosto 31, 2010

Recuperar el equilibrio

Iñaki Erviti en Ezkerreko Nabaizaleok


Largo y tendido se está hablando estos últimos meses sobre Na Bai, sobre su futuro, sobre su organización interna y sobre su proyección exterior.

Llama la atención las afirmaciones hechas sobre el origen, objetivos, razones del éxito y hasta paternidad-maternidad de Na Bai.

Más allá de que pueda entenderse el intento de cada quien de arrimar el ascua a su sardina parece razonable exigir que no se falseen los hechos, sobre todo porque difícilmente se puede construir algo positivo partiendo de un pasado irreal.

Na Bai surgió fruto de la reflexión y del acuerdo entre Aralar y EA-PNV. Fue únicamente la voluntad política de estos partidos la que puso en marcha el proyecto. A los pocos meses, Batzarre se sumó al proyecto (no quisieron hacerlo IU ni Batasuna) y los partidos invitaron a personas no afiliadas a sumarse a Na Bai y a formar parte de sus listas electorales. Algunas así lo hicieron incorporándose públicamente al proyecto. Ahí están las hemerotecas para quien flojee de memoria o empiece a creer en otras versiones interesadas que andan circulando.

Para crear Na Bai, cada partido aportó su capital político. En el momento de la constitución de Na Bai, Aralar aportaba el 44% de la coalición, EA-PNV el 42% y Batzarre el 14%.  Na Bai pues era en su origen mayoritariamente de izquierdas (58%) y abertzale (86%). El éxito acompañó a Na Bai en las elecciones de 2007. Alcanzó casi el 24% frente al 21% que un año antes auguraban las encuestas a los partidos si estos acudían en solitario. Las razones de ese significativo incremento fueron diversas:

–         Una colorista, imaginativa, inteligente y costosa campaña electoral.

–         El refuerzo que supone el voto útil hacia una formación convertida por efecto de la coalición en mayoritaria.

–         La imagen de unidad en la pluralidad tras años de desunión.

–         Un plus adicional que aportaban sus dos principales candidatos Patxi Zabaleta y Uxue Barcos.

–         La aportación a título individual, como independientes, de personas diversas (sindicalistas, gestes de la cultura, el euskera, el deporte,…) que suscribieron manifiestos de apoyo.

Cinco fueron las fuentes de las que surgieron los nuevos votantes de Na Bai. Por orden de importancia: antiguos votantes de IU, antiguos votantes de Batasuna-AuB (nulo), abstencionistas, jóvenes que votaban por vez primera y antiguos votantes del PSOE. Tras las elecciones de 2007 el cuerpo electoral de Na Bai se había hecho pues más de izquierdas y un poquito menos abertzale.

Sin embargo, es a partir de ahí cuando surgen los problemas, da la impresión de que el no haber alcanzado el objetivo del cambio hace que aparezcan las divergencias ideológicas, que se abandone el espíritu de consenso y se defienda lo particular por encima de lo colectivo, que se desarrollen campañas mediáticas inaceptables y surja la desconfianza para regocijo de quienes llegaron a modificar su política ante el reto que les planteaba Na Bai. Será difícil acordar el reparto de responsabilidades. Unos verán el mayor responsable en EA o Aralar, otros en  PNV o Batzarre, y unos últimos en Uxue o Mendoza. Seguramente nadie estará exento de responsabilidad. ¿Qué ha ocurrido?

Na Bai fue posible porque partió de un principio organizativo esencial: el equilibrio entre dos sectores que procedían de culturas políticas diferentes y que eran el núcleo y el fundamento de la coalición, un sector que venía de la cultura política de la izquierda abertzale y apostaba por vías exclusivamente políticas y civiles (Aralar) y otro que representaba al denominado nacionalismo institucional (EA-PNV). A ello se añadió un complemento cuantitativamente menor pero cualitativamente significativo (Batzarre), y el enriquecimiento del trabajo y la proyección de personas no afiliadas a las que se denominaba independientes.

Ahora el equilibrio está roto. Se ha intentado utilizar la composición paritaria de la Permanente, acordada en su día para facilitar el funcionamiento práctico de la coalición, para intentar cambiar la correlación de fuerzas dentro de la coalición y lo que es más importante para modificar las posiciones políticas e ideológicas de la misma. Para modificar el equilibrio interno de la coalición.

Además, otros factores han contribuido a deteriorar la situación:

–         La convulsa situación que ha vivido y vive el denominado nacionalismo histórico o institucional,  especialmente EA, en su día unido en una única candidatura (EA-PNV) y hoy disperso en diversos partidos (EA, PNV, Hamaika Bat) y colectivos (Kofradia, Nabaizaleok, Lau Haizetara),…, con estrategias, objetivos e incluso alianzas diversas en su seno.

–         Los resultados de las elecciones en la CAV, que supusieron la pérdida del Gobierno para el PNV, y pusieron en evidencia las tendencias electorales diferentes de los socios de Na Bai.

–         El proceso de moderación ideológica vivido en el seno de Batzarre que repercute en el debate y configuración ideológica interna de Na Bai y genera una duda razonable sobre la voluntad de Batzarre de continuar en Na Bai.

–         La conformación durante meses de una suerte de alianza táctica anti-Aralar entre el resto de los socios, temerosos ante las expectativas que Aralar pudiera tener y ante su supuesta voluntad hegemónica.

–         El alineamiento ideológico y político de algunas personas relevantes que participan en calidad de independientes.

Todo ello ha desembocado en una situación en la que existe un enorme desajuste entre:

–         la base electoral de Na Bai, que en todos los estudios electorales realizados se autoproclama de izquierdas (más del 60%) y abertzale (más del 80%),

–         la representación institucional de Na Bai, cercana a la representación política que cada partido tenía en el año 2003, (Aralar 44%, PNV-EA 42%, Batzarre 14%), y

–         la Permanente de Na Bai, donde la cultura política de izquierda abertzale (Aralar) cuenta con sólo 3 representantes de 14. Los mismos que Batzarre (3). Mientras, el denominado nacionalismo histórico o institucional cuenta con 8 representantes. (3 de EA, 3 de PNV y 2 independientes afines).

Esa situación es insostenible, es preciso recuperar el equilibrio para que Na Bai tenga futuro.

En esa tarea está Aralar:

–         aportando documentos ideológicos, programáticos y organizativos. Algo que otros no han hecho.

–         rechazando las posiciones hegemónicas (que en ningún momento ha buscado) y apostando por el pluralismo (concepto éste que nada tiene que ver con la paridad),

–         respetando los derechos de las minorías, pero afirmando la capacidad democrática de decisión de las mayorías, que no debiera ser cuestionada.

–         contribuyendo en todo caso a crear una alternativa política e ideológica firme y clara al tándem UPN-PSN, que tal vez deba seguir en la oposición unos años más, pero que genere futuro y esperanza.

–         siendo fiel a la base social de Na Bai en la defensa de políticas sociales de izquierdas y a favor del respeto a nuestra identidad, cultura y al derecho a decidir nuestro futuro político.

El tiempo apremia, es hora de tomar decisiones. Nuestra apuesta es firme y clara, hace ya casi un año adoptada. Una Na Bai generosa, ilusionante, plural, que recupere el equilibrio interno, que cree una organización eficiente y eficaz, que respete el diferente peso político de sus componentes y sobre todo que sea fiel a los postulados políticos alternativos a UPN-PSN que demanda la mayoría de su base social. Esta es nuestra apuesta que quisiéramos fuera compartida.

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