Uxue Barkos confirma la intención de Nafarroa Bai de estar presente en las elecciones del próximo 20-N. La diputada defiende la vigencia de un proyecto político que, más allá del nombre, aspira a ser la voz abertzale, vasquista y progresista de Navarra en el Congreso de los Diputados
Las elecciones generales han vuelto a abrir un cisma interno en Nafarroa Bai, esta vez de la mano de Aralar, que ha optado por concurrir a las elecciones generales en coalición con los partidos que componen Bildu. Una decisión que Uxue Barkos dice no comprender porque considera que «siguen vigentes» los argumentos que en mayo impidieron esa misma alianza electoral. En cualquier caso, Barkos asegura que el «proyecto de Nafarroa Bai» estará en las urnas el próximo 20-N, y confía en que lo pueda hacer con la misma sigla con la que fue elegida diputada en 2004 y 2008. «Se me haría duro que después de ocho años me dijeran que no puedo trabajar como NaBai», admite Barkos, que garantiza que la marca «no impedirá que el proyecto perviva», y que no descarta volver a ser candidata. «Estas elecciones son muy importantes para NaBai, y estaré donde me necesite la coalición», sostiene la diputada.
Llegan las elecciones y NaBai se vuelve a enredar en su debate interno. Parece una costumbre. Es verdad que están siendo meses intensos, pero es normal. Este año vamos a tener dos convocatorias electorales y eso tensiona especialmente las cosas. Pero afecta no solo a NaBai, también a la derecha y a instituciones como el Gobierno de Navarra. No quiero quitarle importancia, pero era algo que se podría prever y ante lo que vamos a responder con trabajo.
¿Entiende la decisión de Aralar de presentarse con Bildu el 20-N? Desde luego no se corresponde con lo que hemos vivido hace poco tiempo. Los argumentos que nos sirvieron para el 22 de mayo sigue sirviendo hoy, y nuestra vocación es estar en las elecciones.
¿Como Nafarroa Bai? No espero otra cosa. En estos momentos NaBai 2011 está compuesta por quienes nos quedamos, y así lo reconoció la junta electoral. Evidentemente, la salida de una nueva sigla, si así se cosifica, pondrá las cosas difíciles. Pero nuestro deseo, legítimo además, es mantener el proyecto con todos sus símbolos, entre ellos la marca.
Pero Aralar ya ha dicho que NaBai no va a estar en las elecciones. Eso es tanto como hurtar a la sociedad la posibilidad de votar a un proyecto. Son actuaciones que retratan. Vistos los precedentes, empiezo a pensar que el precio de cualquier acuerdo con la izquierda abertzale es acabar con NaBai.
¿Van a reivindicar la marca? NaBai es mucho más que una marca, responde a una necesidad de la sociedad, y la sigla no será una causa que impida que el proyecto concurra y perviva. De todas formas, a mí se me haría duro que alguien me dijera que no puedo trabajar con la sigla NaBai, por la que he trabajado muy duramente los últimos ocho años.
¿Qué queda de la NaBai de 2004? Muchas personas. También queda mucho del espíritu que llevó a crear NaBai, y queda mucho en las necesidades de la sociedad.
¿Qué entiende por el espíritu de NaBai? Es un hábito de trabajo que busca nuevas herramientas políticas en las que pueden trabajar personas afiliadas y las que no lo son; en la que confluyan abertzales y no abertzales, y siempre con una vocación de izquierda. Y ese proyecto abierto y transversal que sedujo a tanta gente sigue presente en NaBai.
¿Ese proyecto no pierde pluralidad con la marcha de tres partidos? Claro que no. La pluralidad no la representan solo las siglas, ni mucho menos. NaBai es una coalición de sensibilidades, y todas siguen bien representadas.
Sin embargo, como partido solo queda el PNV y eso, a ojos de los electores, puede distorsionar el perfil izquierdista de la coalición. Puede ser una crítica para caricaturizar a NaBai, pero supone volver a la política simple y caduca de identificar posiciones políticas solo con las siglas. El 15-M demuestra que no hace falta militar en un partido para tener ideología y ser de izquierdas.
Pero el contexto político ha cambiado mucho desde 2004. ¿No merece otra respuesta política? La respuesta es la misma que la del 22 de mayo, y podemos ir a la hemeroteca. NaBai y Bildu siguen siendo proyectos diferenciados, cada uno con su oferta a la sociedad.
¿Cuáles son las diferencias? De entrada, el posicionamiento explícito en contra de todo tipo de violencia. También la apuesta por seguir defendiendo, dentro de un proyecto nacional, que Navarra sea sujeto de sus propias decisiones. Y, en tercer lugar, la participación absolutamente normalizada en las instituciones, también en el Congreso. No ir, o ir solo a defender el derecho de autodeterminación es volver al pasado. Hay que participar en todos los debates, y más ahora que se decide el modelo de sociedad.
¿Qué significa para usted que Navarra sea sujeto político? Que no puede ser un objeto de intercambio, ni una excusa para justificar una actuación política, que es lo que siempre han hecho la derecha y ETA.
Pero eso no lo defiende solo NaBai. Sí, pero hay que llevarlo al terreno práctico de la acción política, y ahí todas las respuestas no son iguales. El reconocimiento del sujeto político exige una presencia y una actuación diferenciada en Navarra, que requiere ritmos propios. Es lo que ha dado razón de ser a NaBai. Ese espacio existe, y lo vimos el 22 de mayo.
¿No se está perdiendo la oportunidad de mirar cara a cara a la derecha en Navarra? La única forma de mirar cara a cara a la derecha es mediante el encuentro por la izquierda, de abertzales y no abertzales. La acumulación de fuerzas no es el maná de los vascos y no va a cambiar la realidad sociológica de Navarra. Por muchas ganas que tengamos, la realidad es la que es.
UPN y PP en cambio justifican su alianza precisamente en impedir una victoria abertzale. Es un mensaje que viene muy bien a Barcina para justificar el cambio, más que táctico, de las últimas horas. Pero la razón no es otra que su temor a verse sobrepasada por el tsunami del PP. De hecho, la unión UPN-PP hace aún más imprescindible para los navarros y navarras el proyecto que representa NaBai.
Pero el 22 de mayo hubo casi 100.000 votos abertzales. Sí, pero seguramente NaBai y Bildu juntos no repetirían esos resultados. Hay un voto de NaBai que nunca iría a una opción como Bildu. Bildu plantea además una acumulación de fuerzas en términos de frente, y eso es hacer el juego a la derecha, que tan bien lo ha aprovechado.
En estas circunstancias, ¿qué futuro le espera a NaBai 2011 después del 20 de noviembre? No me corresponde a mí decirlo, nosotros seguimos donde estábamos. Si acaso, lo tendrá que decir quien tome otra decisión. Lo que no va a faltar es responsabilidad en la actuación de quienes concurrimos con un proyecto y adquirimos un compromiso en las elecciones.
¿Y qué papel va a jugar Zabaltzen? De momento es un grupo con 115 asociados. No pretendemos arrogarnos la voz de los independientes de NaBai, porque hay muchos que no están en Zabaltzen, pero sí queremos participar en política de una manera articulada.
¿Se convertirá en un partido? Ni es partido ni tiene vocación de serlo. Es un grupo muy importante de independientes que quiere buscar legitimidad interna, por cierto, con una representación propia que nada tiene que envidiar a la de otros partidos políticos.
Esta semana decía que va a defender «con todas las de la ley» el espacio de NaBai. ¿Se está replanteando volver a ser candidata? En alguna ocasión he dicho que no voy a compaginar el trabajo en el Ayuntamiento con un escaño en el Grupo Mixto. Pero las circunstancias han cambiado completamente. Las Generales se han convertido en una cita muy importante para NaBai y estoy a disposición de la coalición. Pero habría que buscar fórmulas nuevas que lo hicieran compatible. De todas formas, es un escenario que no se ha planteado.
La unidad de UPN y PP hace más difícil conseguir un escaño. ¿No es una apuesta muy arriesgada? Va a estar difícil, sí, pero también lo estuvo otras veces, y NaBai se sostuvo de una manera holgada.
Pero algunos de sus socios entonces concurrirán con otra formación que les hará competencia en el espacio abertzale. Lo incoherente sería no ir a las elecciones estando convencidos de que hay un proyecto, y de que ese proyecto puede mantener su voz en el Congreso. Es difícil, sí, pero el proyecto tiene la misma vigencia y la misma validez, y la sociedad la misma necesidad. Sería tonto rehuir esa responsabilidad por miedo a no reeditar el escaño. No hay que tener miedo a que la sociedad se exprese.
¿Sería un fracaso no lograr escaño? No, claro que no. Pero estoy convencida de que una parte importante de esta sociedad quiere revalidar la presencia en Madrid en los mismos términos, con el mismo compromiso de participación y con el objetivo de ser la voz abertzale, vasquistas y progresista de Navarra. Este es un proyecto con muchas posibilidades si nos empeñamos en sostenerlo.
Las elecciones llegan en un momento de descrédito general de la política. ¿Le preocupa la desmovilización? Ya la hubo en la forales, y puede repetirse ahora si no somos capaces de establecer puentes y contactos con la ciudadanía. De todas formas, tanto el PSOE como el PSN tienen una enorme responsabilidad en la desmovilización ciudadana. No han sido conscientes de las consecuencias de sus decisiones. Y gobernar con Barcina no les va a ayudar.
¿Cree que el acuerdo UPN-PP puede hacer reflexionar al PSN? Debiera hacerlo. Lo que no se puede es vivir de mentiras. No se puede gobernar con el PSOE en Navarra y aceptar el programa electoral del PP en Madrid.
A la vista está que sí. Se puede si a uno se lo aceptan, claro, pero eso no supone un gobierno estable, y la estabilidad es fundamental. Hay una evidente falta de solidez ideológica en el Gobierno. Y, con la que está cayendo, eso no es sostenible mucho tiempo.
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