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May 17, 2010

Vindicación de un acuerdo

En los últimos tiempos diríase que en Nafarroa Bai ha habido un empeño explícito y denodado en hacer las cosas de la peor forma posible. La situación en la CAV no ha sido ajena a todo ello. Como tampoco la obsesión casi enfermiza por vigilar y estar más pendiente del socio que del contrincante y dirimir las diferencias en la plaza pública y no precisamente con maneras corteses, intentando hacer pasar por transparencia el navajeo inclemente y muchas veces gratuito.

Asentado esto, he de decir que el acuerdo alcanzado por Aralar y Eusko Alkartasuna me parece positivo. Eso no significa sancionar y aprobar las formas y el procedimiento. Pero, en cualquier caso, es un paso necesario para asegurar la presencia de una alternativa de cambio político —pero también social y económico, que a veces se olvida— en Navarra.

Nafarroa Bai es lo que es; sigue siendo una coalición de partidos y querer ir más deprisa de lo que es razonablemente exigible a unas organizaciones que tienen su tempus, su inercia y su historia, no es la mejor estrategia. En un ejercicio de lo que podríamos denominar (en sentido no peyorativo) nabaizalismo ingenuo, se fija la vista en el objetivo último y se obvian los pasos intermedios, formulándose en ocasiones de forma expresa el deseo de que, incluso, desaparezcan los partidos en un indefinido totum revolutum. Pero el punto de partida, si no se quiere excluir a nadie, ha de ser el mínimo de los máximos a que se está dispuesto a llegar en cada una de las organizaciones que conforman la coalición. Se habla de procedimientos decimonónicos (los de los partidos) frente a supuestas posibilidades de las nuevas tecnologías en las que, sin una organización, mecanismos eficaces de identificación y procedimientos de adopción de acuerdos (¿otra vez el siglo XIX?) es imposible conseguir nada más que una difusa, y confusa, maraña de opiniones anónimas. Se habla de asambleas, de encuentros abiertos; abiertos ¿a quién? Para decidir, ¿qué? ¿Quién establece los criterios? Si no nos gustan, ¿dejan de ser legítimos?

La definición organizativa es inseparable de la reflexión sobre qué se pretende con Nafarroa Bai y cuál es su identidad. ¿Se pretende únicamente, como a veces parece intuirse, echar a UPN del Gobierno? ¿Y después, qué? Porque sería triste que, conseguido eso, termináramos pensando que contra UPN estábamos mejor. ¿Es Nafarroa Bai de derechas, de izquierdas, progresista, de centro izquierda, socialdemócrata, una combinación lineal ponderada de sus sensibilidades o una combinación lineal sin ponderar (paritaria)? Claro que, como estos conceptos son decimonónicos, igual no son relevantes. ¿Qué significa pluralidad? ¿Basta con enunciar una idea para que sea automáticamente acogida? Eso nos llevaría muy lejos y es un camino que no me gustaría recorrer: los movimientos nacionales me ponen de punta mis ya escasos pelos.

Todo el mundo se siente propietario de los 80.000 votos de Nafarroa Bai, ignorando la abrumadora evidencia de la falta de relación entre militantes o simpatizantes, por un lado, y votantes por otro. No hay una Nafarroa Bai, hay muchas, una en los ojos de cada observador, de cada observadora. Eso sí, la sociedad parece situarla claramente a la izquierda. Cuando estamos sumidos en una crisis sistémica en la que, una vez más, el estado de bienestar, la justicia social y el medio ambiente están saliendo trasquilados, cuando la socialdemocracia se enfrenta a la evidencia palmaria de su fracaso, cuando las recetas de la derecha dan miedo ¿basta con respuestas tibias para contentar a todos o hay que definir claramente una alternativa? Evidentemente, habrá quien no comparta el diagnóstico; debatamos, pues, y seamos consecuentes con las conclusiones que del mismo se deriven.

Son cuestiones que me parecen de calado y no se responden con vaguedades voluntaristas. Por eso me parece positivo el acuerdo Aralar-EA, porque es un primer paso para avanzar en la dirección que considero adecuada. Formas aparte, insisto, los documentos en que se basa el acuerdo me parecen moderados y razonables, no maximalistas, por lo que no cabe deducir afanes exclusivistas o excluyentes. Constituyen un buen punto de partida para construir ese espacio común que todos decimos desear.

Las grandes ideas hay que edificarlas paso a paso. Durante mucho tiempo hubo una pintada en una calle tudelana que decía: pedir libertad es hacer cadenas; romper las cadenas es hacer la libertad. Entre la utopía totalitaria y el pragmatismo a ultranza, reivindico el realismo: puede que esté devaluado como concepto, pero teniendo claro a dónde se quiere llegar, es la mejor manera de conseguirlo. Como diría Carroll, siempre llegarás a alguna parte si caminas lo bastante. Pero no se trata de llegar a alguna parte, sino a una parte. Lo que queda es definir cuál es.

Juan Carlos Longás en su blog Quaterni

4 comentarios »

  1. […] Vindicación de un acuerdo […]

    Pingback por NaBai no sólo es cuestión de cuotas « Aberriberri bloga — May 18, 2010 @ 8:27 am

  2. He leído detenidamente tu artículo, como suelo hacer por otra parte con casi todo lo que escribes, y me ha dejado la extraña sensación de que partiendo de las mismas premisas que tu llego a una conclusiones absolutamente dispares.

    Comenzando con que precisamente por todo lo que escribes a mi no me parece positivo el acuerdo alcanzado por EA y Aralar entre otras cosas porque me parece que las formas y el procedimiento son señas políticas de las que nosotros mismos nos quisimos dotar y utilizarlas como elemento diferencial. Pero hay más, mucho más, puesto que si a ti te parece “un paso necesario para asegurar la presencia de una alternativa de cambio político” a mi me parece la mejor manera de evitarla. Las alternativas de cambio se basan en la fuerza de esas alternativas y la fuerza en política se mide en votos y no parece precisamente lo más adecuado restringir el mensaje político para aumentar el espacio electoral, salvo que la intención sea, claro está, ser alternativa a nosotros mismos. Y no, no me olvido del cambio social y económico tan necesario en Navarra, pero hay muchas formas de definir ese cambio y no creo que sea esa la causa de fricción que contenga el acuerdo EA/Aralar.

    Pero, en todo caso, no es eso lo que más me preocupa, ni siquiera el paso atrás organizativo que supone en una coalición plural (de 4 + …) restringir el poder de decisión a dos socios, y no es lo que más me preocupa porque como a ti los movimientos nacionales me ponen los pelos de punta y la música que acompaña a ese pacto, las presencias públicas de los líderes de ambos partidos, las declaraciones a la prensa, los llamamientos a la unidad abertzale, el Zutik Euskal Herria o el Hamaika bil gaitezen, me suenan precisamente a eso, a movimientos nacionales.

    Desde la legitimidad que tienen todos los partidos que componen la coalición para tomar sus propias decisiones y la de los votantes para obrar en consecuencia, me parece a mi que esa legitimidad no es la misma cuando se habla en nombre de la Coalición y menos todavía si se pretenden cambiar los principios fundacionales.

    Es posible que algunos crean que la suma del voto de la IA aporte más a Nafarroa Bai que la del PNV y Batzarre, incluso es posible que esa sea la Nafarroa Bai de algunos nabaizales, pero esa no será la Na Bai del 2004, del 2007, ni la mia, me extrañaría mucho que esa fuese la Nafarroa Bai de 80.000 navarros.

    Y si, efectivamente, como diría Carroll, siempre llegarás a alguna parte si caminas lo bastante. Pero no se trata de llegar a alguna parte, sino a una parte. Lo que queda es definir cuál es.

    Comentarios por Iñaki Akerreta — May 18, 2010 @ 11:19 am

  3. Yo no he hablado en nombre de nadie, así que no sé qué pinta ahí la IA, si es que pinta algo. Lo que sí sé es dónde estaré yo si la IA llega a pintar algo en Nafarroa Bai. No he hablado para nada de eso ni de Zutik Euskal Herria ni de Hamaika Bil Gaitezen, ni siquiera se me ha pasado por la cabeza, así que seguramente el comentario es una respuesta a otro escrito que desconozco.

    A mí lo que me preocupa es que detrás de tantas palabras que nos regalan los oídos a todos (que también a mí me gustan y con las que es difícil no estar de acuerdo), no sé bien qué hay, pero me da la impresión de que los cantos de sirena vienen siempre del mismo sitio y no es donde quiero estar. Por esa razón me inspira más confianza el acuerdo entre partidos que el totum revolutum. Otra cosa es, insisto, en que se ha hecho de la peor manera posible; otra cosa es que aquí no sobre nadie; y otra cosa es que habrá que diseñar cauces de participación que, por otra parte, nunca han existido o sólo lo han hecho de forma muy defectuosa y renqueante.

    Eso por no hablar de las incongruencias que se derivan de organizar a los «independientes» (ya sabes que nunca me ha gustado esa denominación) o de los problemas logísticos y organizativos que acarrearía, especialmente para algunos partidos, la afiliación autónoma a Nafarroa Bai.

    A veces pienso que se ha construído una imagen virtual de Nafarroa Bai que, por tanto, nunca ha existido, pero con cuya referencia se califica todo lo demás. Y no me atrevo a decir que las cosas han funcionado tan bien como para mantener el esquema actual.

    Comentarios por Juan Carlos Longás — May 18, 2010 @ 12:45 pm

  4. Dado el contenido de tu respuesta me parece que me he expresado mal.

    No estoy diciendo, ni se me ocurriría, que estes hablando en nombre de nadie más que ti mismo, al igual que hago yo. Por lo demás puedo estar de acuerdo en la mayor parte de tu análisis, pero nunca en que un acuerdo a dos sea beneficioso para el avance de la coalición si este acuerdo da la capacidad de decisión y veto a la suma de estos dos, dejando al resto como convidados de piedra.

    Y más si estos dos «abren» la puerta a la IA un día si y otro también, de ahí mis referencias que para nada se referían al contenido de tu artículo, sino a un riesgo que yo veo evidente.

    Opino como tu que es importante abrir cauces a la participación de los independientes y que son ellos los que deben autoorganizarse para participar, pero los partidos lo que no podemos es organizarlos ni cerrarles las vías de participación, y en eso el acuerdo también es malo.

    Y finalmente también estoy de acuerdo en que hemos construido una imagen virtual de Nafarroa Bai que nunca ha existido como tal, pero creo que es esa precisamente la imagen que ilusionó al electorado y que lo pragmático no es olvidarnos de ella sino ver como la popdemos transpasar al mundo real.

    Y para eso tendremos que dejar, todos, pelos en la gatera.

    Comentarios por Iñaki Akerreta — May 18, 2010 @ 1:28 pm


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